Y esta fue la base del equipo que con Pat Riley en el banquillo dominó la década con un estilo de juego muy marcado: rebotear y correr a una velocidad endiablada que permitía a Magic desplegar todo su talento asistiendo y que en Estados Unidos se conoció como el Showtime. El considerado por los expertos como el mejor jugador que ha pisado nunca una cancha de baloncesto, guió a la franquicia de Illinois a seis títulos de la NBA entre 1991 y 1998, acompañado por Phil Jackson en el banquillo y de un guardaespaldas de lujo como Scottie Pippen. La primera, entre 1991 y 1993, en la que Jordan, Pippen y Jackson consiguen por fin el ansiado anillo y revalidarlo dos veces consecutivas tras varios años cayendo en playoffs ante los Bad Boys y los Celtics de Bird. Liderados por Clyde Drexler, uno de los grandes anotadores exteriores de la liga en los ochenta y los noventa, se toparon en las Finales primero con los Bad Boys en 1990 y dos años después con los Bulls de Jordan y Pippen. La camiseta de Clyde Drexler, desde 87,78 euros. La camiseta de Pippen, desde 78,88 euros.
La camiseta de Julius Erving, por 30,19 euros. Dentro de esta plantilla de los Sixers, destacaban dos jugadores principalmente: Moses Malone, uno de los pívots más dominantes de la liga en los ochenta y a la postre MVP de las Finales del ’83, y Julius Erving. Algo similar le ocurría a varios de los miembros de su plantilla como Bill Lambeer o Dennis Rodman, lo que convirtió a estos Pistons en protagonistas de peleas y trifulcas en casi todas las canchas de Estados Unidos y les valió para que se ganaran el sobrenombre de los Bad Boys. A pesar de que en la liga ya habían pasado grandes estrellas como Jerry West (suya es la silueta que aparece en el logo de la propia NBA), Oscar Robertson, Wilt Chamberlain o Bill Russell, no fue hasta la llegada a la liga de Earvin Magic Johnson y Larry Bird cuando se convirtió realmente en un fenómeno de masas tal y como lo conocemos hoy en día. Los noventa, la era del estallido del grunge y el britpop, de la aparición en el panaroma cinematográfico de Quentin Tarantino y como no, de los Chicago Bulls de Michael Jordan.
El honor corresponde a Billy ‘The Bullet’ Gabor, alero de los Nationals de Syracuse, el equipo que dio origen a los Philadelphia 76ers. Fue campeón con los Nats en 1955. Destacaba por su rapidez en la cancha, su ardor guerrero y por su coraje para jugar muchas veces lesionado: se perdió 40 partidos durante 9 años en una época en la que la medicina deportiva no era como ahora. Los Nats se convirtieron en los Sixers en Philadelphia un año después (1963) de la mudanza de los Warriors, que jugaban allí, a San Francisco. Tan sólo una temporada necesitó Magic Johnson para lograr el primero de los cinco títulos que conseguiría con Lakers en los ochenta. Sí lo consiguió con los Phoenix Suns en 1993, en la que era su primera temporada en la franquicia de Arizona y tras la cuál fue galardonado con el MVP de la NBA. Por su lado, el Chase Center era todo un infierno para los visitantes. El acelerón de Golden State era notable y Curry bailaba para abrir a los nueve de diferencia. Sin embargo, ese duelo tuvo un precedente nueve meses antes, que fue el que alimentó lo que vendría después.
Sin embargo, no consta en los libros de la NBA. Las canchas vacías pasaron a estar abarrotadas y a tener espectadores de lujo procedentes del mundo del cine como Jack Nicholson (hincha de los Lakers) o Woody Allen (un habitual en los partidos de los New York Knicks en el Madison Square Garden) y el fenómeno de la NBA traspasó las fronteras norteamericanas, provocando que los aficionados europeos al baloncesto trasnocharan para seguir a los mejores jugadores del mundo. Y pese a que se retiraron sin anillo, estos dos miembros del Hall of Fame brindaron a los aficionados de los Jazz el mejor baloncesto que se ha visto nunca en Salt Lake City. El jugador madrileño aterrizó en el Garden procedente de los Memphis Grizzlies -en los que no llegó a debutar tras ser traspasado por los Minnesota Timberwolves- y lo hizo con un primer partido en el que Ime Udoka le demostró que cuenta con él como un jugador importante en la rotación de los Celtics. Jugadores como James Worthy o Byron Scott completaban esta plantilla legendaria. Ocho años después, ya sin Sampson y con una plantilla con jóvenes talentos como Robert Horry o Sam Casell, camisetas celtic glasgow los Rockets se llevaron el título ante los New York Knicks en siete partidos con Olajuwon como MVP.